29 de julio de 2012

Ayer, hablando con una amiga, me di cuenta porqué sufría. Me di cuenta que siempre que me agarraban bajones, era por él, porque necesitaba decirle de nuevo todo lo que sentía por dentro, pero tenía tanto miedo de hacerlo, que por eso no lo decía y sufría más. Finalmente, mi gran amiga Bili, me ayudó y me convenció para que le diga de nuevo todo lo que sentía, como lo hice hace tres años. Me sinceré completamente, le dije todo. Le dije que seguía gustando de él, como hace tres años, que lo quería y mucho, y que siempre lo iba a hacer, pero que cada vez iba a doler menos. Le dije también que quería que el confiara en mí para lo que sea, que siempre que necesite, yo iba a estar. Que me hubiese encantado que las cosas hayan sido de otra manera, pero no pudo ser. Temblaba y lloraba mientras le escribía todo eso. Respiré hondo y se lo mandé. Vi que estaba escribiendo, y temblaba el doble. Leí su respuesta y temblé el triple, y lloré a mares. No, no me mandó a la mierda, ni nada parecido. Fue muy tierno. Me dijo que le gustaron mis palabras. Que era una hermosa persona, que me quería mucho y me apreciaba demasiado. No se dan una idea lo que lloraba y temblaba. Me dijo que sabía que podía confiar en mi, y que yo también podía confiar en él. Me preguntó como andaba, que hacía mucho que no me veía, ni sabía nada de mi. Le pregunté lo mismo. Seguimos hablando, le dije que quería ir a verlo jugar algún día. Y también le reclamé la vuelta en su auto. Me dijo que algún sábado que él no tenga partido, o algún día que tengamos libre los dos, íbamos a ir a merendar a algún lado. No me arrepiento en lo más mínimo de haberle dicho todo de una vez. Me siento súper aliviada, me saqué un gran peso de encima. Dí un paso enorme. Y voy a agradecer eternamente a Bili Dores por haberme animado a decirle todo, la verdad es que sin ella, yo no lo hubiese hecho. Que felicidad estoy sintiendo en este momento!

No hay comentarios:

Publicar un comentario